A once años de la masacre de Puente Pueyrredón el
Estado continúa atacando a los que no aceptan inermes la dominación y explotación
capitalista. Una larga lista de hechos evidencian lo que decimos: el Proyecto X
asesinatos como el del maestro Carlos Fuentealba en Neuquén y el joven Mariano
Ferreyra en Buenos Aires. Los arteros ataques a las asambleas de pobladores que
resisten la minería en la Rioja y Catamarca. A los pobladores Qom de
Formosa y el Chaco que sufren el permanente asedio policial y gubernamental.
La Masacre de junio
de 2002, que asestó las balas mortales para Maximiliano Kosteki y Darío
Santillán, es un hito en la escalada represiva que no se detiene hasta el
presente. La articulación represiva de Duhalde y los esbirros de la policía
bonaerense buscó desarmar la resistencia de los de abajo a sus siniestros
planes. La matanza de junio de 2002 se dio en medio de de un alza de acciones
directas enfrentando al Estado, el capital y sus gerentes-ejecutores; fue una
forma brutal de disciplinar a los que luchan.
Este perverso
accionar ha contado durantes estos años con la complicidad judicial y de los
diversos burócratas gubernamentales.
Los ataques y
persecuciones a luchadores sociales no son hechos aislados sino parte de un
plan represivo que busca domesticar al proletariado y a los oprimidos y
explotados que no se resignan a la mansa obediencia.
Desde la Federación
Obrera Regional Argentina (F.O.R.A.) afirmamos que no se trata solo de no
olvidar a nuestros hermanos hijos del pueblo asesinados por los esbirros
gubernamentales sino de impulsar las luchas solidarias de resistencia
contra el sistema del capital-mercancía. Articular todas las resistencias para
dar las luchas por la emancipación integral.
FEDERACIÓN OBRERA REGIONAL ARGENTINA
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